miércoles, 24 de diciembre de 2008

Poeta de los pocos


Pasaba frente a casa de mis padres. A mis hermanos y a mí nos daba miedo, nos escondíamos en el garaje. Mi madre dijo que una vez, drogado, se trepó al techo por la reja del frente. Se tejían historias. Conocíamos a sus padres. Conocíamos a sus hermanos. Aun así, nunca los saludamos. Todo venía de terceros, de cuartos y de rumores y de lo que nuestros ojos veían y nuestras mentes inventaban. Años después, ya no recuerdo cómo, llego a mis manos un pequeño libro, rojo, con un dibujo –esfero, tal vez– titulado Del árbol viejo del “Montemp”. Su autor, Jorge Leongómez Herrera, el hombre que tanto asustó nuestra infancia:

Bohemio de vestido gris

Bohemio de vestido gris,
sucio y ajado; húmedos
recuerdos enmohecen
las solapas, y aquella

fina y elegante flor, hoy,
cual moco de pavo
en la penumbra del bajo
ambiente que circunda.

Fondas miserables
de putas y mendigos
la grasa en los codos
se apelmaza.

Tan triste en sus arrugas
colgado de un clavo
a la pared del cuchitril,
su línea no recuerda las manos
cariñosas ocupadas
en sus pliegues…

Miasmas de pútrido olor…
de la miseria espectro gris.

Solitario y sin consuelo
llora un dandy arrepentido
de vicios y placeres.


Bogotá, 26.XI.87.

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