martes, 9 de noviembre de 2010
El fotógrafo de los escritores
http://www.danielmordzinski.com/
Bogotá, 2010
miércoles, 20 de octubre de 2010
Nunca en cines (2005), de Andrés Burgos (Medellín, 1973)
Cuando pienso en las relaciones que existen entre el cine y la literatura, o el cine y la vida, no puedo menos que desdibujar la línea trazada por la conjunción «y». La experiencia como lector o como espectador, en nada se diferencia a la experiencia de existir. Cosa distinta sucede cuando un escritor, o por lo menos alguien que cree dedicarse a ello, considera que resumen o relación de vida equivale o es literatura, como es el caso de esta segunda novela de Andrés Burgos y que es la versión ampliada e innecesaria del perfil que ocupa unas pocas líneas en la solapa del libro. ¿Qué hace que un fulano sienta la necesidad de embutir a los demás aspectos imbéciles y circunstanciales de su existencia? ¿Qué hace que las editoriales consideren esto como publicable o como representativo de nuestra literatura? No lo sé. Lo único que sé es que lo leo con la misma actitud que me tomaría un remedio o me haría un examen médico, es decir, a sabiendas de que después, vendrá una recompensa a mi resistencia y a mi valor.
Bogotá, 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
Si aparece una pistola al principio es para que, al final, la dispares [a propósito de la figura literaria conocida como “anticipación”]
A propósito de los 150 años del nacimiento de Anton Chéjov, siento esa necesidad íntima de la escritura. Como lo escribí hace algunos días, esa necesidad no debe sobrepasar el límite de su urgencia bajo el pretexto de una imposición. Por eso no he creído en la aplicación práctica -sobre mi propia experiencia, y quiero ser enfática en ello- de la disciplina para el acto de la creación. En mi haber tengo una colección de calendarios, derroteros y agendas, meros intentos frustrados de poner bajo cerco mis momentos de escritura con tan fatales resultados que bien vale la pena ni siquiera conferirles mención alguna. Al contrario, tengo en gran estima aquellos momentos que, aunque bajo la burbuja de la tan mencionada Academia, han provocado escenas de digna recordación como es el episodio de mi hallazgo de la literatura rusa, y de mi Chéjov entrañable, de mano de aquella profesora salida de una antología del siglo XIX, Marina Kuzmina, que permitió que un grupo de estudiantes de Universal II (si mal no recuerdo) propusiéramos como trabajo de clase la lectura dramática de uno de sus cuentos.
Bogotá, 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
Tras las huellas de Montaigne
A A. C.
Los encuentros fortuitos con algunos textos son manantial inagotable de alegrías, más aún cuando estos textos hacen parte de un corpus impuesto por variadas circunstancias, para este caso, por las lecturas de una materia con un nombre sugerente y seductor: “Hermenéutica del sujeto literario”. La constelación hallada ha dejado a su paso nombres como Barthes, Said, Foucault, y, el más reciente, Montaigne.
A propósito de la cita, toda la importancia se sustenta en el artilugio de este francés renacentista para concebir la escritura, primero, como la identidad de su propio yo, un yo que renuncia a encabalgamientos provocados por los códigos que impone la sociedad a los ciudadanos y que se designa a sí mismo con su propio nombre: Michel de Montaigne, y segundo, como una escritura que no se cristaliza, que no busca ser su principio y fin, sino solo el pre-texto, la iniciación del lector.
Recomendado: Ensayos, de Michel de Montaigne.
Bogotá, 2010.
martes, 2 de marzo de 2010
A tu lado, Camila
Bogotá, 2010
lunes, 4 de enero de 2010
Cali sin pachanga
Desde Que viva la musica!, no habia leido otro texto de Andres Caicedo, uno de esos escritores a los que se les rinde un culto que alimenta en mi la desconfianza. Lejos del zangoloteo salsero, del champu y del paseo de olla al rio Pance, leo un conjunto de cuentos, rescatados, ordenados y publicados bajo el aliento de la amistad de Romero, con la sensacion que provocan en mi los cuentos de Poe o de Palacio. Si trato de acomodar dicha sensacion a la forma de las palabras escojo 'extragneza' o 'seco' o 'corrosion', y si tengo que escoger un color, me decido por el trillado negro. A pocos dias de estar en las mismas calles de Kafka, la lectura de "Besacalles" es vestibulo del tiempo venidero. Duradera ha sido la cicatriz dejada por Caicedo en las escrituras posteriores aunque nunca se ha visto como una sombra o un estigma, sino como el tributo a un jovencito que, fijado el dia de su muerte, fijo para si la mision de dejarnos el modo perfecto de recordarlo.
Kempten. 2010.