lunes, 9 de noviembre de 2009

La imagen superada

Walbert Pérez Martínez


Pocas veces, más en los tiempos que nos aquejan, se topa la lectora con un libro que, desde el papel, susurra los cuidados editoriales de la impresión. Esta lectora, ya emocionada con el peso del objeto, paladea los sabores del papel vegetal en un alto gramaje, las ilustraciones de un reconocido artista gráfico y las fotografías a todo color de las pinturas de un joven artista abstracto. Luego, pasa al texto, centro de un título que repasa la idea del tiempo y del doble en sus tres palabras: Memoria de Caín, de Anatael Garay Álvarez. Las palabras, los poemas, de este libro tienen entonces un gran reto: sobreponerse al impacto estético del paratexto para seducir a la lectora con su texto; abandonar el plano de lo físico para dejar espacio a la música y a la imagen que deben transpirar, inspirar y expirar, el poema. La lectora va en busca de eso, no porque sea fórmula de lectura académica, sino porque algún buen profesor o alguna buena profesora le revelaron que solo la lectura en voz alta ilumina la Poesía. La palabra en poesía no es certeza, la palabra en poesía opera como el umbral que promete una experiencia estética; pero el libro de Anatael Garay se queda en la experiencia desnuda que, con palabras, reproduce y da cuenta de una acción. La palabra se ahoga en su certeza de palabra y no acalla lo abrupto y arbitrario de sí misma en la búsqueda de lo que ella quiere en realidad ser.

Del diluvio, se rescatan estos versos, esparcidos como faros en el texto:

alguien aquí juega a ser alguien
alguien con mi nombre
alguien con mis señas
conspira estas palabras
(“Los cigarrillos de Sócrates”)


la poesía no es la cuerda en el vacío
la poesía es el vacío
donde el pie sueña otras orillas
(“Los cigarrillos de Sócrates”)


en estas palabras ocurren
todas las palabras del mundo
(“Don Quijote en servilletas de bar”)


y la memoria era una extraña forma del dolor
(“Macayepo city”)


hay un día en el día
la claridad es un lento oficio de gusanos
la luz se inventa en los ojos
y los ojos inventan al mundo
y su agonía
(“Relojería de gaitas”)


nada mío será memoria
ni tu boca haciendo
verdad las orillas
de la noche
(“Las orillas de la noche”)



Acerca de: Garay Álvarez, Anatael. Memoria de Caín. Los poemas del purgatorio. Bogotá: Corporación Unificada Nacional de Educación CUN, 2008, 177 p.

1 comentario:

  1. y sin embargo los versos resultan rotundos, redondos, al menos los pocos que nos das a probar.
    Gracias.

    ResponderEliminar